Servicio, rol y lugar de la mujer

Pesquisa teológica sobre el servicio, el rol y el lugar de las mujeres dentro de la iglesia a través de la historia bíblica de la salvación 

Introducción

Este tema se ubica en la línea de investigación sobre el feminismo. El tópico en particular, se ha elegido para iniciar una pesquisa teológica sobre el servicio, el rol y el lugar de las mujeres dentro de la iglesia a través de la historia bíblica de la salvación. Esta investigadora encontró que un gran número de literatura sobre mujeres, está desactualizada y/o descontextualizada. Algunos libros se han escrito pensando en la mujer de otro siglo y  su función dentro de la iglesia era limitada o nula. Recordemos que a principios de la segunda mitad del siglo XX en Colombia se aprobó la ciudadanía de la mujer.

Se han escrito libros para mujeres que no ejercen ministerio eclesial, se encuentran escritos para las mujeres que no trabajan en la iglesia, porque no creen tener lugar dentro de la misma . Al observar algunas comunidades eclesiales, es posible ver la diferencia entre lo que está documentado y lo que sucede en las iglesias. Otro aspecto importante, es que la literatura de la teología feminista, que aboga por un lugar para las mujeres, no cuenta que este fenómeno ya ha sido superado ampliamente en la mayoría de los países de Latinoamérica.

Es necesario preguntarse, ¿El liderazgo notable de la mujer en la iglesia ha sido influenciado por alguna corriente de pensamiento, como el feminista o el matriarcado? ¿Cómo se ve afectado el trabajo en la iglesia por la creciente ola de mujeres líderes en diversos espacios de la sociedad actual? ¿Cuál es el modelo que presenta La Biblia? ¿Qué quiso decir Pablo con “la mujer haga silencio en la congregación”? ¿Habrá hecho Dios una excepción en elegir los notables patriarcas, líderes, libertadores, profetas y reyes sólo por ser hombres? ¿Será cierto que seguiremos siendo la «Eva» del paseo relegada a los dolores de parto? 

De alguna manera, todas estas preguntas han rondado nuestro pensamiento. Nos confunde encontrar una iglesia pastoreada por una mujer soltera o una líder de un notable ministerio eclesial.

Justificación

Esta investigación encuentra su validez en la aplicabilidad de sus resultados. La exploración mostrará cómo ha afectado la mentalidad de los feligreses el desconocimiento del propósito de Dios para las mujeres dentro de la iglesia, y una correcta aplicabilidad de los principios y conceptos bíblicos del lugar, ser y el rol de la mujer. Se busca comprender el problema de la jerarquización en la relación entre ellas y él. Se examinará la evidencia bíblica sobre la igualdad de género. 

 La investigación encontrará su base fundamental en la exégesis bíblica, dando como perfil una investigación teológica.

Esta investigación mostrará la evolución del lugar, rol y valor de la mujer dentro de la iglesia. Así mismo responde al interés de darle el lugar adecuado a la mujer a partir de los lineamientos bíblicos. Se indaga sobre el significado del silencio de las mujeres en el NT. Un posible resultado que se revelará de este estudio, es que el lugar que debería ser ocupado por los hombres, ahora es, en su mayor parte, de las mujeres. 

Objetivo general

Definir el ser, el aporte y el lugar de las mujeres dentro de la iglesia a través de la historia bíblica de la salvación.

Objetivos Específicos

  1. Explorar las diferentes posturas contemporáneas sobre el ser de la mujer en contraste con lo expresado en Génesis.
  2. Explicar el rol y aporte de la mujer en la historia de la salvación a partir de la exploración de casos específicos. 
  3. Explicar el silencio de las mujeres mencionado por Pablo en el NT. 

Diseño metodológico

Esta investigación está basada en un análisis exegético-teológico de las narraciones bíblicas seleccionadas para desarrollar la temática. 

Para esta investigación se ha elegido acercarse a partir de los cuatro enfoques: literario (teniendo en cuenta su componente estético, su idioma original y todas sus características textuales), histórico (resaltando lo que el texto narra según su época, cuando se escribió y para quien), teológico (respondiendo que dice este texto sobre Dios, la humanidad, la mujer, su rol, entre otros. Haciendo énfasis en la importancia de los textos seleccionados)  y palabra de Dios (describiendo cual es el mensaje de estos textos para nosotros hoy, teniendo en cuenta el contexto en que fue escrita).

Delimitación conceptual

La discusión que se presenta a continuación es extraída en su totalidad de los diccionarios teológicos: Un Nuevo diccionario de la Biblia,  Diccionario de temas bíblicos, y The Place of Women in the Church; F. Zerbst, The Office of Woman in the Church; L. Zscharnack, Der Dienst der Frau in den ersten Jahrhunderten der christilichen Kirche.

Varón: Son varios los términos hebreos que se traducen frecuentemente como «hombre». (1) Adam, «hombre», término genérico para hombre, humanidad (Gn. 1:26, 27). (2) Ish, «hombre», implicando «fortaleza y vigor» de mente y cuerpo (1 S. 4:2; 26:15); también significa «marido» en contraste con «mujer» (Gn. 2:23; 3:6). (3) Enosh, «sujeto a corrupción, mortal»; no se usa el nombre hasta después de la caída (Gn. 6:4; 12:20; Sal. 103:15). (4) Ben, «hijo», con palabras adjuntas, como «hijo de valor» u hombre, o varón valiente; «hijo de fortaleza» u hombre o varón fuerte (2 R. 2:16, etc.). (5) Baal, «amo, señor» (Gn. 20:3). (6) Geber, «poderoso, belicoso» (Éx. 10:11; 12:37). Hay pasajes en que estos diferentes términos hebreos se usan en contraste. Un ejemplo es Gn. 6:4: «Se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres (1), y les engendraron hijos. Éstos fueron los valientes (gibbor) que desde la antigüedad fueron varones (3) de renombre.» En el Sal. 8:4: «¿Qué es el hombre (3), para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre (1), para que lo visites?» «Dios no es hombre (2), para que mienta» (Nm. 23:19).

Mujer: El término genérico «hombre» incluye a la mujer, Pero como una creación individual de Dios, fue formada aparte del hombre (Gn. 2:21–24). A causa de este orden de creación, la Biblia asigna el liderazgo (1 Co. 11:7–9) y la autoridad (1 Ti. 3:12–13) al  hombre. El gobierno le es dado al hombre como resultado de la caída (Gn. 3:16). En el judaísmo, la posición de la mujer era mucho mejor de la que era en las civilizaciones griega y romana. En la antigua Grecia la mujer era considerada inferior al hombre. Las esposas llevaban vidas de reclusión, prácticamente de esclavitud. La hetairai disfrutaba de una mayor libertad de movimiento pero no tenía los derechos o el status de los hombres. Las mujeres de Macedonia recibieron mayor libertad, pero sólo la disfrutaba una minoría. En la sociedad romana, las mujeres disfrutaban de más libertad, aunque no legal, que las griegas; pero el libertinaje y la laxitud moral fueron desenfrenadas. En la sociedad hebrea la mujer tenía poca posición legal (cf. Gn. 31:14–15; Nm. 27:1–8), pero su status era de dignidad, especialmente en el hogar. Los hijos eran la responsabilidad especial de la madre (Ex. 20:12; 21:15; Lv. 19:3; Pr. 1:8; 6:20; 20:20; 30:11, 17). En los convenios que Dios hacía incluía a «toda la gente» (incluyendo a las mujeres, Ex. 19:11). Las mujeres participaban en las ceremonias religiosas (Dt. 12:12, 18; 14:26; 16:11, 14), p411 podían tomar parte en las ofrendas (Lv. 6:29; 10:14), y puede que habrían formado un tipo de «coro del templo» (Esd. 2:65; Neh. 7:67; cf. Heinrich Ewald, The History of Israel, Longmans, Green, and Co., Londres, 1878, p. 285. El cristianismo trajo una revolución en cuanto a la posición de la mujer, siendo la Virgen María el punto de cambio (Lc. 1:48). Jesús enseñó a las mujeres y recibió su ayuda y apoyo financiero (Mt. 28:1; Lc. 8:3; 10:38–42; 23:56; Jn. 4). En la vida de la iglesia primitiva, las mujeres se encuentran entre los primeros creyentes (Hch. 12:12; Fil. 4:2). Algunas, como Priscila y Febe, fueron líderes sobresalientes. Sin embargo, el NT no les permite un liderazgo en el culto público, asignándoles subordinación y dependencia. La razón para esta restricción es la diferencia de naturaleza (1 Co. 14:34; 1 Ti. 2:13–14). A las diaconisas no se les reconoce como grupo hasta el siglo tercero, habiendo surgido éstas probablemente del grupo de las viudas, el cual era prominente en los dos primeros siglos (1 Ti. 5). A través de todo este período, el énfasis era aún sobre la dignidad de la mujer en el hogar (Ef. 5).

Humanidad: La imago Dei. En el relato de la •creación, se habla de la imagen de Dios en el h. (“Hagamos al h. a nuestra imagen…” [Gn. 1:26]). El h. fue el único ser a quien Dios hizo a su imagen y semejanza (Gn. 1:26). Es, al mismo tiempo, el objeto de la redención. La eminente dignidad de la persona humana se deriva de esos hechos. El tema de la imagen  de Dios en el h. (imago Dei) ha sido objeto de muchos debates a través de los siglos. 

Cuando los teólogos reformadores lo expresan se están refiriendo al estado inocente del  h., antes de la •caída. Las Escrituras no ofrecen una descripción detallada que nos permita  decir de manera categórica en cuál sentido el h. fue creado a la imagen de Dios. En  términos generales, puede decirse que el h. fue hecho con facultades racionales, morales  y espirituales que le permitían relacionarse con Dios mismo. El h., como Dios, es una  persona dotada no solamente de atributos divinos que le permiten razonar y hablar, sino  también de cualidades divinas como la santidad y el amor. Todo eso gracias a que Dios insufló en el ser humano su divino soplo (Gn. 2:7). Todos estos rasgos que le hacen ser imagen de Dios fueron dañados por el pecado, pero no destruidos por completo. El pecado hace que la imagen de Dios en el h. se desfigure. El h. conserva todavía su capacidad de pensar y expresarse, pero muy disminuida en comparación con el desarrollo que hubiera tenido (p 492) de no haber pecado. De igual manera los h. conservan nociones de justicia y santidad que están escritas en sus conciencias, pero mezcladas con la presencia del pecado.

Igualdad: La Escritura declara que todas las personas son iguales ante los ojos de Dios, y que todos tienen la misma necesidad de lograr la redención a través de la muerte salvadora de Jesucristo. Todos los creyentes tienen el mismo estatus ante Dios, a pesar de las diferencias en su posición social y sus antecedentes.

La igualdad del Padre y del Hijo

Jesucristo afirma su igualdad con Dios Jn 5:18. Ver también Jn 10:30; Mt 11:27; Jn 17:10–22.

Los apóstoles trataron a Jesucristo como igual a Dios 2 Tes 2:16–17. Ver también Hch 2:38; Gl 1:3; Flp 2:6; 1 Tes 3:11; 1 Jn 5:20.

La igualdad de toda la gente delante de Dios.

Dios es el creador de todas las personas, independientemente de su estatus Pr 22:2. Ver también Hch 17:26.

Todas las personas han pecado, cualquiera que sea su origen o condición Ro 3:22–24.

Dios no hace acepción de personas en su trato con la gente Dt 10:17. Ver también Job 31:13–15; Ro 2:11; Ef 6:9; 1 P 1:17.

El evangelio es proclamado por igual a todos Hch 10:34.

Todos los creyentes son uno, cualquiera que sea su origen, condición o sexo Gl 3:28. La igualdad entre los creyentes 1 Co 12:25; 2 Co 8:13–14; 11:12.

Los creyentes no deben dar un trato preferencial a los ricos Stg 2:2–4. Ver también Lv 19:15.

Los creyentes no deben mostrar favoritismo Stg 2:9. Ver también 1 Ti 5:21; Stg 2:13.

Capitulo uno: El Ser de la mujer

Existe una concepción popular generalizada entre las iglesias evangélicas en América Latina, que la mujer es más piadosa que los hombres: ora, sirve, enseña, predica, canta y ayuna en un mayor número que los hombres. Es frecuente notar que en algunas de las reuniones eclesiales las mujeres están en mayor número presentes. Entonces nos preguntamos ¿Por qué hay tantas mujeres liderando dentro de las iglesias? ¿Será posible considerar que ellas son más sensibles a la problemática y la necesidad de la iglesia de hoy? ¿Cómo podríamos describir el ser de la mujer sin caer en conceptos posmodernos? ¿Serán ellas más espirituales que ellos?

Se dice y se piensa esto, porque se cree que ella está más dispuesta a servir dentro de la iglesia. No es posible citar un número específico o una estadística para esto, sólo basta observar la cantidad de mujeres que lideran y sirven en mi propia iglesia, para certificarlo. Tampoco sería conveniente definir a la mujer como más «espiritual» que el hombre, por tanto también tomaremos un espacio para aclarar este aspecto.

Iguales en espíritu

La espiritualidad es el resultado de la imagen de Dios en el hombre, del nuevo nacimiento a través del Espíritu Santo. La espiritualidad es la condición de una persona que vive bajo la guía del Espíritu, que tiene la capacidad de discernir sus decisiones que se ven reflejadas en sus actos, es decir que la espiritualidad no se mide inicialmente por las acciones de las personas, sino por su propiciación a seguir la voluntad de Dios. 

Alirio Cáceres, Adriana Hoyos C., Rosana Navarro S., Ángela María Sierra G., entregan una definición sobre este tema en su estudio sobre teología y espiritualidad:

En el afán por re significar la comprensión de lo espiritual se intuye que no se puede identificar espiritualidad exclusivamente con oración, con religiosidad o con piedad, y que la espiritualidad no se refiere a una parte de la vida, sino que es la vida misma fluyendo y acontece desde Dios. Aunque admite la riqueza de la pluralidad y se enriquece desde ella, la espiritualidad es una en cuanto a fundamento existencial (2008, p. 283).

Es usual escuchar que las personas se refieren a otras, como la Madre Teresa de Calcuta, como una “persona espiritual”, pero, la espiritualidad se comprende en el hecho de que el hombre conserva una relación con Dios, no en el acto mismo de misericordia, en este caso mostrado por la Madre Teresa. En el libro de Hechos de los apóstoles encontramos a unos hombres con una disciplina de oración ferviente, que como resultado fueron llenos del Espíritu y empoderados para. 

Contrario al pensamiento moderno que nos comunica todo lo inverso, es espiritual quien hace más obras o acciones de misericordia relacionadas con el ser, aquel que práctica yoga y mantiene sus emociones en control. Cáceres lo plantea de la siguiente manera:

La espiritualidad en la Sagrada Escritura se encuentra profundamente relacionada con el Espíritu de Dios, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Dicho espíritu integra el ser de hombres y mujeres en todas las esferas de sus vidas, especialmente en lo relacionado con su ser y quehacer en comunidad. De hecho, en la Sagrada Escritura, la vida de las personas es un proyecto comunitario en el cual la solidaridad y la justicia son la manifestación propia de una vida personal conducida por el Espíritu (Cáceres et al; 2008, p. 405).

Malaquías describe la impiedad, como infidelidad y divorcio del pueblo. La compara con la relación esposo-esposa y plantea la misma situación, diciendo que la infidelidad no es aceptada porque se profana el pacto hecho con Dios (2:10). Argumenta en el verso 15, que los dos han recibido de parte de Dios el mismo espíritu, el mismo ser para los dos: 

Y todavía preguntan por qué. Pues porque el Señor actúa como testigo entre ti y la esposa de tu juventud, a la que traicionaste aunque es tu compañera, la esposa de tu pacto.¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu?… (Malaquías 2:14-15 NVI). 

Esto para decir, que la espiritualidad no es una característica de la mujer piadosa, dice la Escritura, que el espíritu de Dios fue puesto en la misma medida a los dos, y aquí lo ratifica el profeta Malaquías.

Moisés Chávez explica que de la abundancia de su Espíritu, fue dada al hombre y a la mujer. La fuente de todas las cosas que tiene él y ella vienen de la abundancia del Espíritu de Dios. También apunta «que la personalidad femenina y  masculina son dos aspectos de la personalidad humana, diferentes en su manifestación, pero iguales en su naturaleza.» (1976, p. 18). 

En tanto, podemos decir que la espiritualidad no es un factor determinante en el desarrollo del trabajo eclesial de la mujer. Como notamos, la espiritualidad no está ligada ni al género ni al sexo, sino que viene desde Dios. Fue dada en igual condición al hombre y a la mujer. Una pregunta ineludible surge aquí ¿Es el ser de la mujer diferente al del hombre?

El ser de la mujer no es diferente al del hombre. Janet George afirma que «los hombres y las mujeres fueron creados para ser socios e igualmente responsables para el reino de Dios» (2009, p. 3). La autoridad concedida por Dios para señorear en la creación fue dada a los dos, la responsabilidad era mutua.

Mientras algunos todavía insisten en la diferenciación no sólo de sexo entre hombre y mujer (hablando en términos biológicos), sino en la diferencia de las categorías de género que la sociedad ha impuesto. Así lo aclaran los talleristas participantes en el libro: Diferentes aproximaciones para hacer una Evaluación sensible al género y al enfoque basado en derechos humanos para el desarrollo (2014):

Las categorías de género están socialmente construidas, eso quiere decir que no hay razones biológicas, genéticas, naturales o evolutivas que expliquen la distinción que soportan tales etiquetas. El sistema de género es la estructura de relaciones sociales de poder que articula a las personas en función de las construcciones sociales de género (p. 19).

Psicología y género

Después de considerar su escrito psicológico «Sobre las teorías sexuales infantiles» y afirmar su aplicabilidad sólo para el varón, Freud afirmó que la psicología de la mujer es igual a la de los hombres (Mejía, 2005, p. 1). Pienso que es inútil y desgastante tratar de describir el ser de la mujer más allá de los términos emociónales o de cómo reaccionan a las diversas situaciones. 

Algunos piensan que la diferencia radica en el aspecto físico-biológico y el aspecto psico-caracterológico (Chávez, 1976, 18-19). Otros simplemente describen a la «mujer triunfadora», que acondiciona su vida a través de experiencias, la apariencia enseñada por el medio y las experiencias de otros (Jongeward, Scott, 1976. p. 43 ).

Sin embargo mencionaremos los aspectos sugeridos por Chávez al respecto. Se afirma que en algunas áreas ella se distingue de él. La primera que difiere está en el intelecto (1976):

…la mujer tiene una inteligencia inductiva…Esto se refleja en el dominio peculiar de la mujer en la intuición;  mientras que en el hombre se destaca el razonamiento. La mujer puede alcanzar una meta por la intuición, y el hombre por el razonamiento, como pueden ambos fallar en el mismos modo…La mujer ve las cosas en sus detalles…por eso se destaca la mujer por su espíritu de análisis… La mujer vive la experiencia de lo concreto. (p. 19)

Este pensamiento lo encontramos desde los inicios de la psicología, sin embargo tras analizar la conducta de 15.000 personas, los investigadores de la Universidad de Hertfordshire, encabezados por Richard Wiseman, llegaron a una conclusión definitiva: «La intuición femenina no es nada más que un mito inventado por la humanidad» (2014).

Entre otras cosas se menciona que: «La capacidad de intuir de las mujeres no es mejor que la de los hombres, sino que debido a la estructura de su cerebro las mujeres la usan más frecuentemente», argumenta Albert Barqué, doctor en Ciencias Cognitivas de la Universidad de Londres.»

Volviendo a los postulados de Chávez, afirma que la mujer en el plano de los sentimientos (1976): 

…tiene una vida más intensa que el hombre, porque su sensibilidad está acondicionada por la maternidad y está más enfocada a personas…En la mujer el plano afectivo está más estrechamente vinculado a la inteligencia, y hasta puede primar. Por ello la mujer razona menos y siente más, mientras que el hombre por lo general razona más y siente menos. (p. 19-20)

Esta afirmación deja muchos vacíos, pues presenta al hombre como un ser movido por sus instintos, mientras que la mujer es un ser movido por su emociones, encuentro conveniente aclarar tal asunto. ¿La mujer llora más porque es más emotiva o sensible? ¿Se caracteriza el hombre por ser un ser racional?  ¿Es esta la «imagen y semejanza» que imprentó Dios en el hombre?

De acuerdo a un artículo publicado el 15 de octubre 2009 por «The telegraph», quienes a su vez citan el estudio de la Sociedad Alemana de Oftalmología, que ha recopilado diferentes estudios científicos sobre el fenómeno del llanto, dicen que las mujeres: «lloran en promedio entre 30 y 64 veces al año, mientras que los hombres lloran sólo 6 a 17 veces durante el mismo período.» Pero que este fenómeno se puede explicar a partir de la hormona prolactina que aumenta el número de veces que una mujer llora. La cual está presente en la sangre y en las lágrimas.

Estas afirmaciones no vuelven a nuestro postulado inicial, la diferencia primordial entre él y ella es una cuestión biológica. Ellas son mucho más que lágrimas, emotividad, intelecto, estereotipos basados en aspecto psicológicos o mera intuición. Ella fue creada como varón y hembra, a imagen y semejanza de Dios (lo cual ampliaremos próximamente). Cuando entendemos esto, los problemas en las relaciones de género terminan. 

Cuando entendemos esto, los prejuicios sobre una mayor espiritualidad de la mujer que la lleva a un servicio piadoso y fiel, se desploman. No hay razón bíblica, psicología o biológica que secunde esta afirmación.

Capitulo dos: Relación Varón-Hembra

La primera imagen relacionada con el tema de la mujer en sujeción, la encontramos en Génesis: «ayuda idónea», que ha sido muy mal utilizada en el transcurrir de los años para definir la jerarquía de la sociedad, la familia y todas las áreas donde el hombre y la mujer convergen, esto también se ve reflejado en la forma como se abordan los escritos paulinos, alusivos a la sumisión de la mujer al hombre en el matrimonio, explicando la sugerida subordinación no sólo en el hogar, sino también en la iglesia. 

La relación varón-hembra se debe entender entonces desde su aparición original, es decir, desde la forma en que Dios lo pensó. Consideremos entonces, el texto bíblico en su idioma original y veamos lo que nos ofrece y lo que no. Teniendo en cuenta que muchos de los interrogantes de hoy, no son contestados por los autores en su contexto original, también hay mucha información con diferentes interpretaciones a través de la historia, que en vez de traer claridad, hacen el asunto más complicado. Veamos entonces los pasajes que consideraremos y que tienen que ver específicamente con él y ella.

De la Adamah (Génesis 1:26-28) 

Este pasaje nos brinda mucha información y argumentos que nos ayudarán a echar luces sobre nuestra pesquisa. ¿Fue la mujer creada en subordinación del hombre? ¿Es la mujer menos que el hombre? ¿Cómo se debe entender «imagen y semejanza»? ¿Sólo para el hombre o aplica para toda la humanidad, incluyendo la mujer? 

Empecemos por decir que el actor principal de la creación es YHWM Elohim, él es quien da inicio al ser humano, de él proviene esta imagen y semejanza de la que se nos habla. El texto hebreo repite la frase «y dijo YHWH Elohim» 12 veces (Gén. 1:3, 6, 11, 14, 20, 24, 26, 28, 29; 2:18 y 23); e «hizo o formó YHWH Elohim» 4 veces (Gén. 1:1, 27; 2:3), que nos da la certeza teológica de que la obra maravillosa de la creación pertenece a Dios. Félix García (2003) describe y califica a este creador como diferente

El Dios de Génesis aparece, en primer lugar, como el Dios creador. A diferencia de todos los demás personajes del libro, el Dios creador no tiene genealogía ni pasado; carece de historia. Esto le convierte en un ser totalmente diferente. Dios no entra en escena como los otros personajes, sino que lo primero que hace es crear la escena. Así se acredita no sólo como el creador, sino también como el director y señor del mundo y de los seres que ha creado. (p. 73)

Así mismo, el autor de Génesis se encarga de aclararnos que por medio de la palabra de YHWH Elohim todas las cosas fueron creadas, de la misma boca de Dios surgió el orden de las cosas, todo lo invisible fue hecho visible a nuestros ojos, como dice el autor de Hebreos en 11:3 «Por la fe entendemos que Dios creó el universo por medio de su palabra, de modo que lo que ahora vemos fue hecho de lo que no se veía.» (RVC) La humanidad aquí nace de la mente del creador. De la Adamah, del polvo de la tierra seca

 ¿Antes o después?  «Y dijo Elohim formemos al hombre…» 

Otra característica del texto en 1:27, es que a la humanidad הָֽאָדָ֗ם  se le identifica con la misma palabra para Adán, para diferenciar estos dos, el autor indica a la humanidad anteponiendo el articulo הָ el o al. Juan Guillén (1997) aclara que Adam-hombre equivale a humanidad, pero que este sustantivo no admite plural y su femenino significa tierra, no mujer (p. 40). 

La misma característica es encontrada en  2:7, en el recuento de la creación de los seres vivientes. En 2:18 el autor también usa הָֽאָדָ֗ם pero no es claro si se refiere a la humanidad aquí hablando de hombre y mujer, pero por el contexto y las características gramaticales (sustantivo, singular, absoluto) sabemos que se trata de él, porque se dice que la ayuda que se formara será para él אֶֽעֱשֶׂהּ־לֹּ֥ו, aparece en singular o no en plural.

Al respecto, notamos que el autor se refiere a todo el género humano y no específicamente a Adán. Sabemos que es él, a quién ha creado por el contexto, pero aquí (1:27)  esta palabra es un sustantivo y no un adjetivo. Podríamos decir que en esta expresión también está incluida la mujer, como parte de todos los seres humanos vivos que habitan la tierra, que es la idea de la palabra en hebreo. 

Isabel Gómez (1997) explica que el relato de 1-2:4a se refiere al relato sacerdotal (P, por priester sacerdote en alemán), y el relato de 2:4b-25 pertenece al relato yahavista (Y) (p. 25). Esto para decir que:

Si en P la aparición del ser humano era simultánea para los dos sexos, culminado la obra creadora, aquí la aparición femenina es posterior a la de su compañero. ¡El autor sacerdotal podía partir de una antropología más igualitaria pero estaba claro que el yahavista no defendía los mismos puntos de vista. (p. 33)

Lo que Gómez explica es que existe una aparente discrepancia entre los dos relatos. Con esto no podemos argüir ningún tipo de jerarquía, esta no es la idea del texto, ni tampoco, como aclara Gómez, pensar que la creación fue subiendo de categoría, y es la mujer la cereza del postre o que el ser humano es entonces inferir a la tierra creada antes que él (Gómez, 1997). A su vez, Gómez menciona que Phillips Trible demuestra que la estructura quiástica de Génesis 2 ponen al varón primero y a la mujer al final, formando una composición circular en que las dos criaturas están en paralelo. 

Donner afirma que la realidad de «varón y hembra» se debe entender como la división del ser humano en dos, y no como la creación de dos criaturas independientes (2009, p. 52). Pero más allá de estas afirmaciones, el relato bíblico deja claro que YHWH Elohim decidió crear al «ser humano», dando por sentado una creación colectiva, hombre y mujer. La palabra en hebreo da el sentido de todos los seres humanos que habitan en la tierra. Entonces ni antes, ni después. 

 

¿Iguales o diferentes? «a nuestra semejanza de acuerdo a nuestro parecido«  

En esta sección, trataremos de explicar la expresión בְּצַלְמֵ֖נוּכִּדְמוּתֵ֑נוּ וְיִרְדּוּ֩ בִדְגַ֨ת הַיָּ֜ם,  «a nuestra apariencia de acuerdo a nuestro parecido», o como algunas versiones han traducido «imagen y semejanza» (todas las traducciones consultadas para esta investigación usan imagen y semejanza: RVA, NVI, LBA, Peregrino, Canteras y Jerusalén). Las dos palabras no tienen significados diferentes, podríamos decir que son sinónimos, o como explica Donner «son paralelismos en hebreo en el que los términos se usan de manera complementaria para בְּצַלְמֵנוּ כִּדְמוּתֵנוּ  (Gen 1:26 WTT) expresar una idea» (Donner, 2009, p. 44). 

¿Cuáles son las implicaciones de la expresión «imagen y semejanza»? Donner ha explicado de manera clara cuatro contenidos de este enunciado, que también resume las posturas de otros autores. Creo que la expresión no atañe a un solo significado, por eso estas cuatro implicaciones son contenedoras de una explicación completa, consideremos:

  1. Persona: explica que no podemos afirmar un parecido físico con Dios, debemos ver la posibilidad de un parecido en lo que distingue al ser humano de los animales. Dice que la diferencia radica en la personalidad del ser humano: es un ser autoconsciente y racional, afectivo, y moral. Añade que también se le ha dado la capacidad de comunicarse, tal como es Dios (Donner, 2009, p. 45).
  2. Representante: Donner al igual que otros comentaristas de Génesis, coinciden en explicar que la palabra para imágenes también es usada en el AT para referirse a las estatuas o esculturas de dioses o ídolos de los paganos. La idea común, explica Donner, es la representación, es decir que el hombre ha sido puesto por Dios en varios aspectos funcionales: representante, mayordomo (de la creación), lugarteniente, y representante ante Dios por la creación. Esto implica que él ejerce señorío en lugar y nombre de Dios (Donner, 209, p. 46). 
  3. Ser-en-relación: explica Donner que de alguna manera la pluralidad del ser humano como varón y hembra, refleja una pluralidad en Dios «hagamos». «El ser humano no es creado como individuo, como isla, sino como ser-en-relación y esto refleja, aunque el AT no permite todavía ver cómo, que Dios es un ser-en-relación, un «nosotros»» (Donner, 209, p. 46). 
  4. Relación con Dios: «La imagen de Dios en el ser humano depende de su relación con Dios». En Génesis 5:3 se usa la misma palabra en hebreo אָדָם  para decir que el hijo que engendró Adán y Eva  fue a su semejanza, conforme a su parecido. Quiere decir, dice Donner, que esta imagen detona una relación como la de padre e hijo. 

Lo anterior nos ayuda a entender que la mujer en ninguna manera está excluida de estas implicaciones, al contrario, como ya hemos visto, comparte con el varón las mismas responsabilidades en el huerto. Evidentemente son diferentes en su aspecto, pero estas diferencias no las trataremos. A lo que queremos apuntar aquí, es que Dios no creó a la mujer en ninguna manera diferente y ni menor al varón, en cuanto a las implicaciones que hemos explicado.

¿Plural o singular?  «…tengan,  los bendijo, sean fructíferos…  «

El relato se encarga de aclararnos que cada uno de los verbos en los que YHWH Elohim habla al hombre lo hace en plural, las órdenes al igual que las bendiciones son para ambos. La responsabilidad el huerto es de los dos. El texto es tan claro, en español y en hebreo que sobraría cualquier explicación. Pero notemos las implicaciones especiales en cuanto al rol de la mujer. Ella no ha sido puesta como un adorno en el huerto, aparte de lo bella que le pareció a Adán. Que Dios haya decidido bendecirlos a ambos, sí nos dice mucho sobre la forma como otros han querido plasmar a Dios, su descripción parecería machista, pero este relato demuestra lo contrario.

Dios ha dado la misma autoridad sobre el huerto a los dos,  trabajo, responsabilidad para labrarlo, cuidarlo y ser responsables por él. No es cierto que el trabajo del campo es exclusivo para los hombres y que las mujeres en su delicadeza de piel, se les haga extraño y laborioso esta sugerencia. Sugerencia que como tal no existe, notamos que todos los verbos dirigidos a ellos están en Qal, imperativo, segunda persona del plural, masculino; es decir, a ellos se les ordena, como reza en la declaración » Y los bendijo Elohim y les dijo Elohim: sean fructíferos y sean numerosos, y llenen la tierra y sométanla y ejerzan dominio«. 

George afirma que aquí encontramos «dos estructuras de autoridad: la autoridad de Dios sobre la toda la creación y la autoridad conjunta del hombre y la mujer sobre la tierra y las criaturas.»  (George, 2013. p.3). 

¿Cabeza o cola? «…haré para él ayuda ante él» 

¿Fue creada la mujer para servir al hombre? Como introdujimos este capítulo, este pasaje ha servido para muchas malas interpretaciones y categorizaciones de la mujer dentro de la iglesia, pero ¿Qué tanto de cierto hay en esta expresión? ¿De qué otra manera es usada esta palabra en el AT?  El Diccionario de hebreo bíblico define el termino  עֵ֖זֶר  así: «Ayuda (Gén. 2:20; Exo. 18:4). —   En 1 Sam. 7:2 la expresión éven ha-ézer — Lit., “piedra de la ayuda”, indica una señal o memorial de la ayuda recibida de parte de Dios.» (Chávez, M., 1992)

Janet George afirma que «diecinueve veces se menciona la palabra «ezer» para referirse a la ayuda que alguien puede dar a un necesitado, es decir, la ayuda de Dios, un rey, un aliado o un ejército. Además quince de las diecinueve referencias hablan de la ayuda que sólo Dios puede proveer» (George, 2013. p.4). 

La otra palabra que consideraremos es נֶגְד puede traducirse de varias maneras, pero todas guardan el mismo sentido:»presencia (como en 2 Sam 22:13),una ayuda como su propia presencia, es decir, idónea, (Gén 2:18,20) ayuda ante él. Ante, en presencia (Gén. 31:32),frente a él. Frente a, delante de (Ex. 19:2). Contra (Job 10:17). 5). Enfrente (Gén. 21:16). Decir, arriesgó su vida (Jue. 9:17)» (Chávez, M., 1992).

 George también dice que «la palabra idónea significa cara a cara, igual o correspondiente a» (George, 2013. p.4). Lo anterior nos lleva a concluir «ayuda idónea» no se puede entender como una subordinación o jerarquización de la mujer al hombre. Al contrario la frase alude al hecho de que la mujer es igual al hombre, una ayuda hecha para él que está hecha en igual medida. Aquí es él el que resulta necesitando de ella, tal como lo explica George, «ella es una pareja correspondiente a él en todo sentido» (George, 2013. p.4).

Es necesario que, en este punto de la investigación y después de haber dejado claro los asuntos introductorios pertinentes, ahondemos en el rol y el aporte de las mujeres en la historia bíblica de la salvación. Este estudio de casos no pretende hacer una búsqueda exhaustiva de todos los nombres de mujeres que aparecen en el relato bíblico, ni describir a cada una de ellas. Más bien busca recordar y dar lugar a aquellas voces y vidas olvidadas, que de alguna manera que son predilectas para las reuniones de damas. 

Las mencionaremos a continuación, acompañadas de las referencias bíblicas para cada una y un personaje referente en la historia.  

Capitulo tres: Mujeres destacadas en la Biblia: un estudio de casos

Es necesario que, en este punto de la investigación y después de haber dejado claro los asuntos introductorios pertinentes, ahondemos en el rol y el aporte de las mujeres en la historia bíblica de la salvación. Este estudio de casos no pretende hacer una búsqueda exhaustiva de todos los nombres de mujeres que aparecen en el relato bíblico, ni describir a cada una de ellas. Más bien busca recordar y dar lugar a aquellas voces y vidas olvidadas, que de alguna manera que son predilectas para las reuniones de damas. 

Las mencionaremos a continuación, acompañadas de las referencias bíblicas para cada una y un personaje referente en la historia.  

Nombre Referencia bíblica Personaje o hecho referente en la historia 
Abigail 1 Sam 25:2-42 Esposa de Nabal y luego de David 
Ada  Gén 4:17-24 Esposa de Lamec
Ada Gén 36:1-10 Esposa de Esaú 
Agar Gén 16:1-16, 21:9-21;   Gal 4:22 Madre de Ismael, egipcia. 
Ajinoam 1 Sam 25:43-44 Esposa de David 
Ana 1 Sam1-2:11 Madre del primer profeta, Samuel 
Asenat Gén 41:45-52 Esposa de José, madre de Manasés y Efraín, egipcia. 
Atalía 2 Cro 22; 2 Rey 11 Madre de Ocozías, hija Omri 
Basemat Gén 26:34-35, Gén 36:1-10 Esposa de Esaú 
Betsabé 2 Sam 11:2-5; 26-27, 12:15-24 Esposa de Urías y David, madre de Salomón  
Bilha Gén 30 Sierva de Raquel y madre de Dan y Neftalí (hijos de Jacob) 
Claudia  2 Tim 4:21  Se reunía la iglesia en su casa 
Dalila Juc 16 La filistea que engaño a Sansón 
Dámaris  Hec 17:34 Gentil de Atenas que creyó a través de Pablo 
Débora Juc 4-5 Jueza  
Débora Gén 35:1-15 Nodriza de Rebeca 
Dina Gén 34:1-31 Hija de Jacob 
Elizabeth Lc 1:5-25, 39-80 Madre de Juan el Bautista 
Ester Ester 2-9 Reina hebrea 
Eunice 2 Tim 1:5 Madre de Timoteo 
Eva Gén 1:27-31;2:18-4:2  Esposa de Adán 
Evodia y Sintique  Lucharon al lado de Pablo en el anuncio del Evangelio 
Febe  Rm 16:1-2 Diaconisa enla Iglesia de Cencrea 
Fúa Éx 1:15-22 Partera de Egipto 
Gomer Oseas 1-2 Esposa de Oseas 
Hulda 2 Rey 22:14-20;   2 Cor 34:21-33 Profetisa en tiempos de Josías  
Jael Juc 4-5 Esposa de Heber  
Jezabel 1 Rey 21 La que perseguía a Elías 
Joquebed Éx 2:1-10, 6:20 Mamá de Moisés 
Josabat 2 Cro 22: 10-12; 2 Rey 11 Hija del rey de Judá 
Judit Gén 26:34-35 Esposa de Esaú 
La adivina de Endor 1 Sam 28:3-25 La mujer que Saúl busca para comunicarse con Samuel, que ya estaba muerto 
La campesina de Bahurim 2 Sam 17:17-23 Esconde a los servidores de David, a quienes persigue Absalón para darles muerte 
La esposa de Job Job 1-2 Job 
La esposa de Manoa Juc 13-14 Madre de Sansón 
La hermana de Nereo y Julia  Rm 16:15 Hermanas de la iglesia de Roma 
La hija de Jefté Juc 11:29-40;   Heb 11:32 Por un desafortunado voto, Jefté, la ofrece en holocausto 
La hija del Faraón Éx 2:5-10;  Hc 7:20-22;   Heb 11:23-28 Adopto a Moisés como su hijo 
La madre de Icabod 1 Sam 4:19-22 Madre de Icabod y esposa de Fineas, quien murieron a manos de los filisteos al robar el arca 
La madre de Rufo Rm 16:13 Hermana de la iglesia de Roma 
La mujer de Jeroboám 1 Rey14:1-20 Esposa del hijo de David, quien heredó el trono 
La mujer de Tecoa 2 Sam 14:1-22 Persuadió a David para devolver a Absalón a vivir de nuevo en el reino. 
La reina de Seba 1 Rey 10:1-13;   Mat 12:42 Vino a Salomón con preguntas para probar su sabiduría 
La mujer samaritana Jn 4 Tuvo un encuentro con Jesús en el pozo de Samaria 
La mujer sorprendida en adulterio  Jn 7:53-8:11 La mujer que pidieron que Jesús juzgará 
Las mujeres en Tesalónica Hec 17:1-15 Las alborotadoras contra Pablo y Silas, y las griegas que recibieron el mensaje 
La sirofenicia Mat 15: 29-38;   Mar 7:24-30 Esta mujer persiguió a Jesús para que liberará a su hija de un espíritu que la atormentaba 
La sirvienta judía de Naamán 2 Rey 5 Fue llevada cautiva a casa de Naamán por los sirios, y hablo a la esposa de este sobre Eliseo 
La sunamita 2 Rey 4:8-37 Eliseo posa en su casa y le profetiza sobre un hijo que tendrá en la vejez de su marido 
La viuda de Nain Lc 7:11-17 Jesús resucita a su hijo 
La viuda del profeta 2 Rey 4:1-7 Eliseo multiplica el aceite de la viuda 
La viuda de Sarepta 1 Rey 17:8-24 La viuda que ayudo a Elías 
Las de Antioquía de Pisidia  Hec 13:50-51  Estas mujeres provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé 
Las hijas de Lot Gén 19 El Señor las libro de Sodoma, pero pecaron acostándose con su padre, Lot 
Lea Gén 29:16-35 Primera esposa de Jacob 
Loida 2 Tim 1:5 Abuela de Timoteo 
María Éx 2:7-10, 15:20-21;  Núm 12;   Miq 6:4 Hermana de Moisés 
María Mat 1:18-25, 2:13-23;  Mar 3:31-35;    Lc 1:26-30, 34-38; 2:8-28, 11:27-28;   Jn 2:1-12, 19:25-27;   Hec 1:12-14 La madre de Jesús 
María Mt 26:6-13;   Lc 10: 38-42;   Jn 12:1-2 Hermana de Lázaro, quien ungió a Jesús para su sepultura 
María   Rm 16:6 «que tanto ha trabajado» 
María Hec 12:12 La madre de Marcos, en cuya casa se congregaba la comunidad 
Marta y María Lc 10:38-42 Las hermanas que vivían en Betania 
Mical 1 Sam 14:49, 18:17-28, 19:8-17, 25:44;   2 Sam 3:12-16, 6:12-23 La hija menor de Saúl y esposa de David 
Merab 2 Sam 21:1-14 Hija de Saúl y madre de cinco hijos, que fueron ahorcados por David 
Ninfas  Col 4:15   Reunían la iglesiaen su casa 
Noadías Neh 6 Profetiza en tiempos de Nehemías 
Nohemí Rut 1-4 Suegra de Rut 
Oholibama Gén 36:1-10 Esposa de Esaú 
Orfa Rut 1 Yerna de Noemí 
Pérsida Rm 16:12 Hermana de la iglesia de Roma 
Priscila Rm 16:3-5;   2 Tim 4:19 La mujer de Aquila, que reunían la iglesiaen su casa 
Pua   
Quetura Gén 25:1-6;   1Cro 1:32-33 Esposa de Abraham 
Rahab Jos 2, 6:15-25;   Heb 11:31;   Sat 2:25  Recibió a los mensajeros que envió Josué 
Raquel Gén 29:1-30:24;   Jer 31:15 Esposa de Jacob y madre de José 
Rebeca Gén 24-27;   Rm 9:6-16 Esposa de Isaac y madre de Jacob 
Rizpa 2 Sam 3:6-12, 21:1-14 Concubina de David y Saúl (de quien tuvo dos hijos Armoni y Mefiboset, no el hijo de Jonatán), que fueron ahorcados por David. 
Rut Rut Nuera de Noemí 
Safira Hec 5:1-11 Esposa de Ananías  
Salomé Mt 20:20-28;   Mar 10:35-45 Tía de Jesús, madre de Jacobo y Juan 
Sara Gén 12,15-21, 18:1-15, 21:1-23:2;  Heb 11:8-16 Esposa de Abraham, madre de Isaac 
Sifra  Éx 1:15-22 Partera de Egipto   
Sefora Éx 2:15-22, 18:2-7 Hija de Jetro, esposa de Moisés y madre de Gersón y Eliezer 
Tabitá o Dorcas Hec 9:36-42 Cristiana de Jope, murió y Pedro oró para que fuera resucitada 
Tamar Gén 38:6-30;   1 Cro 2:4 Nuera y esposa de Judá, madre de Fares y Zéraj 
Trifena, Trifosa y Perside  Rm 16:12 «Que trabajan en la obra del Señor», Pablo las menciona en su carta a los Romanos
Lidia Hec 16:13-15 Pablo le predica el evangelio y los hospeda en su casa 
Vasti Ester 1 Esposa del rey Asuero 
Zila Gén 4:17-24 Esposa de Caín 
Zilpa Gén 30 Sierva de Lea y madre de Gad y Aser (hijos de Jacob) 

A simple vista se puede dividir este grupo de mujeres en dos, las que evidentemente con sus actos agradaron a Dios y aportaron a la historia bíblica de la salvación: como Sara, de la cual nació el hijo de la promesa, o Débora, la jueza en tiempos de los jueces. El segundo grupo se destacará por su comportamiento inadecuado, tal vez por caminar en contra de la Ley de Moisés o de Dios mismo, aquellas como Dalila o Jezabel. 

El lector podría sorprenderse al notar la larga lista y observar que es evidente que Dios usó a muchas de éstas, aun en su incredulidad y falta de compostura. Pero mejor miremos de cerca  dos de estas mujeres que abrirán paso a las demás.

La hija del faraón (Éx 2:5-10; Hc 7:20-22; Heb 11:23-28) 

Esta mujer de la cual no conocemos su nombre, era egipcia de nacimiento y nacionalidad, hija del faraón. De ella, se habla para mencionar como fue la infancia de Moisés o cuál fue la manera que su madre usó para salvarlo de la matanza. Bueno, por lo menos así la conocí, no había duda que la egipcia no merecía una mención más amplia en comparación con la madre de Moisés, Joquebed.

Los dos primeros capítulos de Éxodo nos sobresaltan, si tomamos por sentado que Moisés escribió este libro, nos preguntamos ¿Por qué dejó por fuera el detalle del nombre de la hija del faraón quién fue instrumento en manos de Dios para guardar su vida? ¿Y qué de ese detalle insinuador de Heb 11:24 «… (Moisés) rehusó ser llamado hijo de la hija del faraón«? (RVA, 2006) ¿Qué pasó dentro de las paredes de la casa real? Podríamos desvariar en este asunto, pero simplemente no hay respuesta para esto. Lo que sabemos del paso de Moisés en casa de faraón, lo proporciona Hch 7:20-22:  

«En aquel tiempo nació Moisés y era agradable a Dios. Él fue criado tres meses en la casa de su padre; pero cuando fue expuesto a la muerte, la hija del faraón lo recogió y lo crió como a hijo suyo, Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios y era poderoso en sus palabras y hechos» (RVA, 2006). 

Por otro lado, el autor de Éxodo, deja ver su extraño interés por resaltar de alguna manera lo que estaba sucediendo, sólo en estos dos capítulos son mencionadas más de 15 mujeres que participaron desde el nacimiento hasta la vida adulta de Moisés, cuando llegó a ser un hombre casado ¿Por qué mencionarlas? ¿Era necesario decir que Séfora tenía seis hermanas? ¿Y las parteras también mencionarlas por su nombre?

En fin, notemos: 

-Sifra y Fúa, las parteras que al parecer eran hebreas 1:15 

-Jocabed, madre de Moisés 2:1-2 

-La hija de faraón, 2:5 

-Las doncellas, que acompañaban a la hija de la susodicha, 2:5 

-La sierva, de la hija del faraón, que probablemente esté contada en el grupo anterior, 2:5 

-María o Miriam, hermana de Moisés 2:7 

-Las 7 hijas de Madián, hermanas de la primera esposa de Moisés2:17 

-Séfora, primera esposa de Moisés 2:11-22 

¿Por qué deberíamos pensar en la hija de Faraón como un personaje para resaltar? En primer lugar, porque Hechos y Hebreos abren espacio en su recuento de la historia para dedicarle algo más que dos versículos. De hecho, para que un personaje del AT sea mencionado en el NT debe estar acompañado de tremenda estela de pecado, sabiduría o hechos que cambiaron la historia. 

Bien menciona Kuyper en su pequeño tratado: primero, habían muy pocos judíos con el privilegio de vivir en la casa real, lo normal era que vivieran en la región de Goshem o alguna otra, por lo tanto resulta exótico a los ojos de la hija del faraón este hallazgo en el rio que sólo frecuentaban los de la casa del rey. Segundo, se fue en contra de lo que su padre había ordenado, muerte a los niños varones hebreos. Aún pensado que tenía que dar cuentas a su padre. Tercero, busca en la sugerencia de la niña una sospecha, pero continúa con el plan que le propone María. Cuarto, fuera de todo pronóstico, cuando fue destetado, lo trae a casa y ¡lo adopta! (Kuyper, 1984, p. 51). 

Kuyper agrega que la conducta de la mujer hebrea fue inesperada, si el padre ordenó, toda la casa del faraón debe cumplir, pero así no fue con ella:

En comparación, la conducta de esta princesa egipcia demuestra su grandeza. Era una mujer pagana, pero su conducta hacía Moisés ilustra que estaba por encima de lo que esperamos de los paganos. Para ella el niño Moisés no era un objeto de ilusión y de juego. Se cuidó de hacer planes para su bienestar sin contar los riesgos personales que implicaban su decisión (Kuyper, 1984, p. 52).

Un detalle especial de este texto está en Éx 2:6 «Cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: -este es un niño de los hebreos» (RVA 2006). El bebé Moisés lloraba, tal vez mojado y angustiado, y cuando ella lo ve, fue movida a real compasión por un niño hebreo que su padre había mandado aniquilar. Pablo R. Andiñach propone tres detalles estilísticos de este pasaje, de la siguiente manera:

…el primero es que el niño llora. Es la única vez en toda la Biblia que se dice que un niño llora. El llanto es comunicación, dice que el niño está vivo, que es un ser que quiere vivir; el llanto es la única forma que tiene el bebé de tres meses de reclamar que los asistan. El segundo toque de estilo es señalar que la hija tuvo compasión del niño. El verbo utilizado puede significar tener compasión o perdonar…En este caso, la compasión surge como un sentimiento espontáneo ante la presencia de un niño indefenso que reclama protección. Poco importa el origen del niño ni -en particular- la orden del asesinarlos que el padre había impartido. El tercer recurso consiste en poner en boca de la hija del faraón la afirmación de la nacionalidad del niño. No hay dudas, no hay especulación. Ella sabe desde el primer momento que el niño es hebreo y que está allí porque las madres hebreas prefieren dejarlos abandonados a ser testigos de su muerte (Andiñach, 2006, p. 44). 

 La maravillosa mano de Dios se ve en toda su plenitud en Éx 12:33, cuando el pueblo sale de Egipto, entonces este relato encuentra su sentido. No podemos saber que tanto temor a YHWH había en el corazón de ella, aún no podemos conocer su motivación en todo esto. Sólo vemos que en manos de una mujer egipcia Dios eligió confiar sus planes,  no sólo para Moisés sino para todo el pueblo.  A todas estas, aquellas 15 o más, también las eligió Dios con un propósito especial. 

Omar Tapia y Carlos Soltero hacen notar la presencia de las mujeres en este relato, como el factor de poder usado por Dios:

Han sido las mujeres las que han enfrentado el poder opresor con acciones arriesgadas y decisivas. Las parteras son mujeres «temerosas de Dios» que dejaron con vida a los niños recién nacidos (1,17); la madre de un niño condenado a morir lo esconde (2,2); la hermana lo esconde entre los juncos del río (2,4); finalmente, la hija del faraón lo encuentra y, aun sabiendo que es hebreo, lo adopta (2,6) (Tapia, Soltero, 2010, p. 45).

En este caso, la mano de Dios se extendió a través de las mujeres, «la ayuda que surge de lugares inesperados», como menciona J. A. Motyer (2009, p. 37), y que más adelante compila en una estructura quiástica, «que revela el estilo artístico y reflexivo propio de la mayor parte de Éxodo…vemos la omnipresente mano de Dios modificando los acontecimientos según sus propósitos» (Motyer, 2009, p. 44).

A (1) Los hijos destinados a ser masacrados: el pueblo bajo amenaza (1:22)

B (1) El matrimonio: los padres de Moisés (2:1)

C Las hijas clave

    Las hijas de Leví y el bebé Moisés (2:1-3)

    La hija de Jocabed y el niño Moisés (2:4-9)

    La hija del Faraón y el crecimiento de Moisés (2:10)

    Las hijas de Jetro y la seguridad de Moisés (2:11-20)

B (2) El matrimonio: Moisés y Séfora (2:21)

A (2) Un hijo  nacido bajo seguridad: el pueblo continúa  (Motyer, 2009, p. 45).

No quisiera despedir este punto sin nombrar a otras que también hicieron parte de los planes de Dios. Las incircuncisas, madianitas o cananeas, estas de las cuales, como dice Kuyper, no esperaríamos más, esa misma Rahab, la prostituta de Jericó que sin mayor explicación, hay que decir que hace parte de la genealogía de Jesús. La criada egipcia de Rebeca, Agar, de quien descienden hasta hoy los ismaelitas. La fe de la mujer sirofenicia que pone en evidencia el plan de salvación para los gentiles, a los ojos de los discípulos, para quienes este fue sólo el inicio de una lección que comprenderían mucho después. Hay espacio para ejemplos como Sara, Betsabé, Rebeca, María o todas ellas. 

Débora, la informante (Juc 16)

Al igual que Moisés, la vida de Sansón estaba rodeada de mujeres: su madre (Juc 13:2), su primera esposa (Juc 14:1), la hermana de la primera esposa (15:2), la prostituta de gaza (16:1) y Dalila (16:4). Todas filisteas menos su madre, y como parte de su vida, el propósito de Dios fue revelado desde el principio a los padres de Sansón: «…porque el niño será nazareo de Dios desde el vientre de su madre. Él comenzará a librar a Israel de mano de los filisteos.» (Juc 13:5, RVA, 2006). Para este estudio es necesario no perder de vista esta declaración: él librará a Israel de manos de los filisteos, que se verá ratificada en toda la historia de Sansón narrada en Jueces 13-16.

Estas 5 mujeres asientan el llamado de Sansón, a su madre Dios la usó para cuidarlo (13:13-14): enseñarle, criarlo, instruirlo en su llamado, y aconsejarlo sobre la esposa que debía tener. Esta mujer era sensible al llamado de Dios a igual que Manoa. La respuesta dada por el ángel del Señor  era «escucha a tu esposa, ella sabrá que hacer» (Juc 13:3,13-14), notemos que cuando Manoa le pregunta sobre estas cosas al ángel del Señor, ya su esposa le había contado lo que él quería saber (v: 8). Lo que se quiere resaltar es el papel que ocupó esta mujer en la aniquilación de los filisteos.

Acercándonos a Dalila, podemos saber que ella era filistea del valle de Sorec (16:4), ambiciosa (16:5, 18), mentirosa y manipuladora (16: 6, 9-10ss), inteligente (16:19), valiente (16:19), cruel (16:9 «ella comenzó a atormentarlo» RVA, 2006). A pesar de todo esto, quisiera anticipar una conclusión sobre esta mujer, Dios la usó para poner a Sansón dentro del territorio plagado de filisteos y acabarlos de un solo golpe. Así, tan atractiva y tan cruel, Dios también la eligió para hacer parte de su propósito de librar a su pueblo de manos paganas. 

Andrés Ibáñez Arana dice en cuanto a Sansón y Dalila: «Se repite el tema del secreto sacado a Sansón por una mujer (Juc 14,15-18), pero esta vez es un secreto mucho más serio: no se trata de ganar una apuesta, sino de la libertad y la vida de Sansón» (Ibáñez, 1997, p. 363). Ciertamente Dalila sabía cómo hacerlo, de alguna manera el texto insinúa que ya la conocían por estas cosas (16:5). Sansón no sólo ponía en riesgo su vida, sino el propósito de Dios. No en vano el nombre Dalila puede significar «la informadora», debía descubrir en qué estaba su gran fuerza y comunicarlo (Power E., 1953).

Así como Dalila usó a Sansón para conseguir el dinero que le ofrecieron, ella también fue usada por los jefes de los filisteos que buscaban librarse de Sansón. Edesio Sánchez resalta la astucia de la misma en comparación de las otras mujeres de Sansón: 

…en lugar de convertirse en víctima, Dalila supo tomar las riendas en sus manos y superó a Sansón en lo que él era más débil: el sexo y la astucia. Sansón poseía la fuerza bruta, pero Dalila tenía la fuerza y el poder de su inteligencia. Cuando ambas fuerzas chocaron una frente a otra, el poder de Dalila prevaleció sobre el de Sansón…así al final de la historia tanto Sansón como Dalila usaron sus fuerzas para la destrucción y lo hicieron con suma eficacia (Sánchez, 2005, p. 656).

Debo aclarar, que el crédito total en esta historia se lo lleva Dios, quién estuvo al control de todas las personas y las situaciones. ¿Quién como Dalila? Es casi imposible mencionar a Sansón sin traer a colación este nombre, y muy difícilmente podemos dar crédito a su papel. Tendría que reconocer, que si no fuera por este estudio, seguiría tomándola como un obstáculo para el propósito de Dios, y no como la informante que introdujo a Sansón en el patio central de los filisteos para darle muerte.

Otras mujeres que sin querer o sin ellas saber hicieron parte de los planes de Dios, fueron Gomer, la prostituta que fue esposa del profeta Oseas (Oseas 1-2), que por medio de su particular oficio, su relación con el profeta y hasta hijos Lo-rujama (no compadecida, porque Dios no se compadecería más de su pueblo), y Lo-ammí (porque ellos no serían más su pueblo, ni él su Dios) Dios trajo juicio sobre su pueblo, caída que está registrada para el reino de Israel en 2 Rey 17:1-6 y para Judá en 2 Rey 24:18-25:20. 

Podemos decir que el hecho de que Moisés no menciona el nombre de la hija del faraón es, tal vez, porque no quería ser visto y reconocido como egipcio. A pesar de esto, podemos asegurar que ella formo parte de los propósitos de salvación de Dios, no solo para Moisés, sino para todo el pueblo. La egipcia tenía un corazón sensible, y esto lo uso Dios. En otras ocasiones Dios también uso a hombres en este tipo de situación, donde fuera de sus pronósticos, también eran destinados por Dios. 

Por otro lado Dios usaría a Sansón para librar el pueblo de mano de los filisteos, pero ¿a quién uso Dios para que Sansón llegue a cumplir sus propósitos? ¡A cinco mujeres!, con tareas que parecerían simples, pero ahí está lo maravilloso: estaba la mano de Dios en la vida de Sansón, en la mamá de él, en Dalila y todas las demás, haciendo que sus actos y sus corazones le sirvieran a él. No en vano escribió el proverbista: «Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; Él lo dirige donde le place»(LBLA, Proverbios 21:1).

A partir de los anterior podemos concluir una verdad que no es ajena a nuestro contexto colombiano, Dios no tiene preferencias de hombres o mujeres para llevar a cabo sus planes, es completamente errado afirmar que Dios tuvo un uso exclusivo de varones en la construcción de la historia de Israel, ni siquiera para comunicarse con su pueblo Dios excluyó a las mujeres, un ejemplo de esto es Débora en Juc 4-5. 

Capitulo cuatro: Pablo y el silencio de las mujeres

Después de este recorrido por el AT y notar cómo Dios usó a las mujeres para sus propósitos, pensaríamos que estamos listos para una conclusión, y algunas  recomendaciones. Pero parece que Pablo nos confunde con su contundente declaración: 

…guarden las mujeres silencio en la iglesia, pues no les está permitido hablar. Que estén sumisas, como lo establece la ley. Si quieren saber algo, que se lo pregunten en casa a sus esposos; porque no está bien visto que una mujer hable en la iglesia (1 Cor. 14:34-35, NVI).

¿Por qué Pablo ordena esto a las mujeres? ¿Esta afirmación invalida a la mujer en cualquier área de trabajo en la iglesia? Podríamos pensar que fue un desliz del apóstol, pero aquí está de nuevo: “La mujer debe aprender con serenidad, con toda sumisión. No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él; debe mantenerse ecuánime” (1 Timoteo 2:11-12, NVI) ¿Someterse, esto aprendimos de  Sara y Rebeca las que hicieron que sus esposos cambiaran los planes? Y si pareciera poco, parece decir que la labor de la mujer, entre otras cosas, es sólo el hogar y el de los hombres, es predicar:

Tú, en cambio, predica lo que va de acuerdo con la sana doctrina. A los ancianos, enséñales que sean moderados, respetables, sensatos, e íntegros en la fe, en el amor y en la constancia. A las ancianas, enséñales que sean reverentes en su conducta, y no calumniadoras ni adictas al mucho vino. Deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, ser sensatas y puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sumisas a sus esposos, para que no se hable mal de la palabra de Dios (Tito 2:1-5, NVI).

 ¿Qué estaba pasando en estas iglesias para que Pablo una y otra vez ordenara a las mujeres someterse a sus esposos y guardar silencio? También podríamos recordar la carta a los Efesios, donde Pablo se refiere al sometimiento de las esposas a los maridos  (Ef 5:22), y que Pedro también afirma en su carta (1 Ped 3:1-6). ¿Será posible que el NT denigre a la mujer y que no haya nada que podamos hacer al respecto?

Análisis gramatical

Para empezar a entender estas declaraciones, observemos las palabras (verbos) que se usan en cada pasaje y que hemos referenciado en la introducción de este capítulo. Estos verbos son los más importantes en estos pasajes y de los cuales se ciñen para hacer afirmaciones sobre el rol de la mujer. El sometimiento, se ha explicado como la obediencia completa y ciega al esposo de parte de la esposa, implica dependencia en decisiones del hogar, por ejemplo: dónde deben estudiar los hijos o cosas similares; el manejo del dinero, las amistades, la forma de vestir, los cambios repentinos que la cabeza del hogar ha decido hacer sin contar con la opinión de los demás miembros de la estructura familiar. 

El sometimiento también se expresa en la relación del pastor con sus ovejas, aquellas que deben seguir fielmente las directrices sin variación, así parezcan inapropiadas. Cualquier forma de sometimiento que implique el rendimiento de la voluntad completa al otro, así sea inadecuadas, se entiende como verdadera obediencia y amor. Debo aclarar  que este concepto es mi percepción de este asunto. A continuación presento el verbo en debate y su respectivo análisis gramatical:

CitaAnálisis gramaticalImplicación
1 Cor 14:34υποτασσεσθωσαν Raíz: υποτασσω verbo presente imperativo 3ra persona del plural Traducción: sujétense, subordínense, obedezcan.Este verbo es una orden (imperativo) que Pablo da, es decir, no hay opción de hacerlo o no, deben obedecer y guardar silencio, junto con la directriz del v: 35.
Tito 2:5υποτασσομεναζ Raíz:  υποτασσω verbo presente acusativo pasivo, voz media participio plural Traducción: sean sujetas, sean subordinadasEste verbo implica varias cosas: Pasivo: esta característica quiere decir que en la acción mencionada, otro ejerce la acción sobre la persona, que es el sujeto en la oración. En este caso literalmente sería «estar sujetas» a sus esposos. El esposo es el agente pasivo que ejecuta la acción de someter sobre el sujeto que es la esposa. Participio: hay un agente que ejecuta la acción. Voz media: esta característica dice que la esposa recibe la acción.
1 Tim 2:11υποταγη Raíz: υποταγη sustantivo dativo singular femeninoEsta palabra es un sustantivo, así que no apunta a una acción, sino a cómo debe ser la persona, se aconseja sobre una característica que debería tener, en este caso «ser sujetas».  Participio: hay un agente que ejecuta la acción. Voz media: esta característica dice que la esposa recibe la acción.
Efe 5 :21Υποτασσομενοι Raíz: υποτασσω verbo presente pasivo, voz media participio femenino nominativo masculino Traducción: sométanseNotemos que este es el mismo caso de Tito 2:5, pasivo, participio y voz media. Lo que podemos agregar es que la acción de someterse es mutua. Además a este verbo le sigue la palabra αλληλοισ, que quiere decir «unos a otros», «sométanse unos a otros«.  Pero el otro (el esposo) también se somete a ella voluntariamente.
1 Ped 3:6υπηκουσεν Raíz: υποταουω verbo aoristo activo indicativo 3ra persona plural  traducción: sean obedientesEste verbo no traduce igual que los anteriores, más bien traduciría «sean obedientes» (indicativo). Se expresa como una característica de la persona permanente, no solo en ese momento. No como un mandato u obediencia voluntaria. El aoristo es futuro, pero se traduce en presente con connotaciones hacia futuro, por eso se dice «sean obedientes» no solo ahora, sino siempre, quiere decir «unos a otros», «sométanse unos a otros«. Agacha la cabeza al otro voluntariamente. Pero el otro (el esposo) también se somete a ella voluntariamente.
1 Ped 2:18υποτασσομενοι Raíz: υποτασσω verbo presente pasivo, voz media participio plural masculino nominativoEste verbo se usa de la misma forma como en las cartas de Pablo, y que hemos mencionado en esta Tabla, para Tito 2:5 y Efe 5:21. No como un mandato u obediencia voluntaria. El aoristo es futuro, pero se traduce en presente con connotaciones hacia futuro, por eso se dice «sean obedientes» no solo ahora, sino siempre.

Después de estudiar estos verbos, notemos las siguientes observaciones: todos estos que están conjugados en participio/voz media/ pasiva, tienen la misma connotación: la sumisión es de la mujer al hombre, además que es voluntaria o auto-sometimiento. Así como la mujer debe someterse a su marido, el contexto nos explica que el varón debe someterse a Dios. No necesariamente implica mutualidad, es más bien un sometimiento, como sujeción y normatividad existente, porque de alguna manera todos los seres humanos estamos bajo sujeción (Esta idea está desarrollada en el cap. 2 de esta investigación, donde veíamos que la responsabilidad del huerto fue dada a los dos y por lo tanto los dos eran responsables y estaban sujetos a YHWH Elohim).

El otro pasaje que hemos considerado es 1 Tim 2:11, donde la palabra se usa como un sustantivo y no como un verbo. Esto implica, como dijimos antes, una característica de la persona, como ser puntual o ser honesto. De esta manera Pablo usa υποταγη «sean sujetas». 1 Ped 3:6 es un llamado a ser sujetas de tiempo completo, no sólo en algunos momentos o situaciones, sino en todo tiempo.

Dejando de lado estos pasajes, observemos 1 Cor 14:34-35 donde Pablo ordena a las mujeres guardar silencio en la congregación o en las iglesias. Trataremos de responder a asuntos, tales como, cuál era la problemática de la iglesia de Corinto, cuál es el contexto de este versículo y cómo nos puede ayudar para entenderlo, cuáles son las diferentes interpretaciones de los eruditos sobre este tema y cuál es la más acertada para nuestro contexto. 

Este texto presenta un problema de crítica textual (de trascripción y de probabilidad intrínseca), que generan muchas dudas acerca de su autenticidad. Las tres opciones para explicar la aparición de este texto, las explica Gordon Fee:

(1) Pablo escribió estas palabras en este lugar y fueron deliberadamente traspuestas a una posición después del v.40; o (2) a la inversa, fueron escritas originalmente después del v. 40 y alguien las anticipó a una posición después del v. 33; o (3) no formaban parte del texto original, sino que fueron una glosa marginal muy primitiva que, subsiguientemente, fue colocada en el texto en dos puntos diferentes (Fee, 1994, p. 792).

Bastaría para descartar el texto de nuestro estudio, pero este aparece en todos los manuscritos conocidos. Entonces nos preguntamos si de alguna manera el sentido del texto se ve afectado por la posición dentro de la narración mayor, es decir todo el capítulo 14. Dice Fee que el desplazamiento que pudo haber causado algún copista no da mayor sentido al texto (p. 793). Esta discusión es larga, así que tomaremos la opción de que el texto realmente si fue escrito por Pablo y pasamos a mirar cuál es su posible explicación.

Contexto literario

Estos versos se encuentra bajo el tema del uso ordenado del don de lenguas y las profecías, según las secciones propuestas por Simón Kistemaker: 14:1-25 La profecía y las lenguas; 14:26-40 Una conducta ordenada (Kistemaker, 1993, p. 518), que coincide con la temática propuesta por Donald Carson y Douglas Moo en su estudio sobre las cartas a los Corintios (Carson, Moo, 2005, p. 349). Kistemaker también propone que el v:29 hace parte del contexto más amplio de estos versículos, y que se presenta un principio que promueven el orden del culto y cómo se deberían evaluar las profecías (Kistemaker, 1993, p. 559). Los versos siguientes presentan un resumen de todo el capítulo, terminando con un «hágase todo decentemente y con orden» (RVA, 2006).

Tres corrientes de interpretación tienen su base fundamental en la explicación de lo que sucedía en la iglesia de Corinto. Nos apoyaremos en este sentido, en el resumen presentado por Fee, que considera a 11: 2-1 un problema que la tradición descartó, donde Pablo parece afirmar que la mujer no debe profetizar, y más bien es un llamado a someterse a sus maridos con la cabeza cubierta, por tanto no son fácilmente conciliables (p. 795). 

Observemos entonces las tres posturas propuestas (teniendo en cuenta que estas tienen sus respectivos vacíos de interpretación) según la cual había desórdenes en la iglesia, y Pablo da directrices sobre el asunto:

(1) La postura que se sostiene más comúnmente es aquella que considera que el problema consiste en alguna forma de hablar que causa interrupción. Se encuentra apoyo en el v. 35, en el sentido que, si las mujeres quieren aprender algo, deben preguntarles a sus maridos en casa. Se proponen diversos panoramas: que el ambiente era parecido a la sinagoga judía – con los hombres sentados de un lado y las mujeres del otro-, y que las mujeres hacían preguntas en voz alta, interrumpiendo, acerca de lo que se estaba diciendo en una profecía o en un discursos en lenguas; o que les hacían preguntas a otros hombres que no eran sus maridos; o que simplemente estaban «charlando» a un volumen tal que el efecto era de interrupción…

(2) Otros consideran que el pasaje es una prohibición de alguna forma de habla inspirada diferente de la profecía.

(3) Debido a la propia naturaleza judía de este pasaje, otros han argumentado que no representa en absoluto el punto de vista de Pablo, sino que es más bien una cita o reenunciación de la postura de algunos corintios que estaba imponiéndola a la comunidad. (p. 796).

¿Cómo lo podemos entender?

Esta investigadora considera que la opción (1), es la más adecuada, no sólo porque encuentra base en el mismo capítulo, sino en el resto de los escritos paulinos y en el libro de Hechos, donde el autor registra el trabajo de las mujeres en la expansión del evangelio. Por ejemplo: Hec 1:14, donde se menciona a «las mujeres» y a María la madre de Jesús, que junto con discípulos oraban y rogaban a Dios; Hec 9:36,  donde se habla de Dorcas como una que «estaba llena de buenas obras y actos de misericordia» (RVA, 2006); Hec 12:12 registra a María la madre de Juan, quien prestaba su casa para que se reunieran a orar; Hec 16:13-15 presenta a Lidia, quien se bautizó con su familia y «era fiel al Señor».

Alguien pensará que estas menciones no hacen a estas mujeres parte del trabajo eclesial, pero Pablo presenta a otras mujeres en los siguientes términos: Rom 16:3-5 donde describe a Febe como la diaconisa y a Priscila como compañera de trabajo:

Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia de Cencreas. Les pido que la reciban dignamente en el Señor, como conviene hacerlo entre hermanos 

en la fe; préstenle toda la ayuda que necesite, porque ella ha ayudado a muchas personas, entre las que me cuento yo. Saluden a Priscila y a Aquila, mis compañeros de trabajo en Cristo Jesús. Por salvarme la vida, ellos arriesgaron la suya. Tanto yo como todas las iglesias de los gentiles les estamos agradecidos. Saluden igualmente a la iglesia que se reúne en la casa de ellos. (NVI)

En 2 Tim 4:19, menciona nuevamente a Priscila y agrega a Claudia; Fil 4:2-3 Evodia y Sintique, que «lucharon junto conmigo en el evangelio»; Col 4:15 registra a Ninfa, quien prestó su casa para que se reuniese la iglesia.

Toda esta información sobre las mujeres que acompañaban a Pablo en su ministerio y que se tomó el tiempo de mencionar en sus cartas, más las tantas veces que exhorta a los maridos a una buena conducta con sus esposas, me hacen pensar que esta declaración de Pablo alude a un problema particular de la iglesia de Corinto, y que se vio forzado a decir estas cosas para poner orden. 

Si pienso que la cultura judía excluía a las mujeres de este tipo de protagonismo, también debo pensar que Jesús dio el lugar adecuado a las mujeres, Lucas registra que se dejó tocar y lavar los pies por una mujer de dudosa reputación y que el dueño de casa Simón, calificó de pecadora (Luc 7:36-50). 

Un episodio parecido narra Juan en el capítulo 4, cuando en medio del día, decide hablar con una mujer rechazada por ser samaritana y por haber tenido cinco maridos. Jesús y la mujer sirofenicia, él habla con ella, a pesar de los comentarios de los discípulos que le pedían que la despidiera sin ayudarla (Mr 7:24-30). Lo incluyente que fue Jesús con la mujer, los enfermos, endemoniados, niños y pecadores, hacían que la cultura judía se encontrara chocante, perversa, y en ocasiones caricaturesca a los lectores de la Biblia del s. XXI. 

Este modo de leer las Escrituras no es claro para algunas personas, por eso la importancia de esta investigación, que trata de responder, más que a preguntas, a mitos que  hacen ver el evangelio perverso, y ubican a la mujer en un rol equivocado. Antes de terminar este capítulo, quisiera recomendar dos libros: «En clave de Mujer: mujeres que se atrevieron» de Isabel Gómez Acebo, que recopila las biografías de mujeres que tuvieron algo que hacer o decir en la historia de la iglesia, y «El lugar de la mujer en la iglesia y la familia: Lo que la Biblia dice» de Gilbert Bilezikian, la mayor parte del libro consiste en un examen cuidadoso de los textos de la Escritura que conciernen a los roles femeninos.

Lo anterior nos lleva a concluir varios puntos sobre la expresión de Pablo que nos ocupa. El apóstol se refería a este silencio en cuanto al uso ordenado del don de lenguas y profecía dentro de la iglesia, evidentemente el contexto del capítulo 14 nos hace ver el desorden en el cual se estaban llevando a cabo las reuniones de la iglesia naciente, por lo tanto la restricción está dada para este contexto específico. Esta prohibición no era la postura de Pablo en cuanto a la posición de la mujer dentro de la iglesia, los relatos que ya hemos expuesto nos ayudan a vislumbrar cuál era el principio que Pablo aplicaba en el diseño del servicio de la iglesia.

Esta orden era circunstancial local, y no aplica para nuestra iglesia contemporánea, a menos que, el donde lenguas y profecías se use de manera alterada y las mujeres sean la causa de este problema, además de que pregunten en medio de la reunión, haciendo perder la armonía de esta. Entonces, sólo entonces, podríamos pensar de qué manera la solución de Pablo se aplica al contexto dónde la situación se presente. Si tomáramos directamente esta orden para aplicarla a la iglesia de hoy, ciertamente no encontraría base bíblica suficiente y la historia narrativa que hemos estado remembrando en esta investigación, sería su más fuerte contradictor. 

Capitulo cinco: Conclusiones y recomendaciones

Esta investigación no concluye, se considera que hay muchas temáticas por explorar, un ejemplo puede ser el rol actual de la mujer en Latinoamérica o como las diferentes iglesias históricas en Latinoamérica manejan el proceso de ordenamiento de las mujeres. Así que las conclusiones preliminares son:

  1. La espiritualidad no está consignada solamente en los actos de oración, ayuno o cantos, más bien es la facultad de seguir la voluntad de Dios por medio del ES. Esta espiritualidad es evidente en los actos de obediencia, más que en acciones religiosas. Por esto mismo afirmamos que la espiritualidad no pertenece a ningún género en particular. 
  2. A la mujer le fue dado el mismo ES que al varón, por tanto no se puede afirmar que la mujer es más piadosa o espiritual que el varón.
  3. La mujer fue creada, igual que el varón, a imagen y semejanza de Dios, recibiendo también las mismas responsabilidades sobre el huerto, los animales y la preservación de los mismos.
  4. Lo anterior implica que Dios no puso al varón por encima de la mujer para enseñorearse de ella, sino al resto de la creación. 
  5. La mujer es igualmente responsable ante Dios de todo el trabajo que se le ha encomendado.
  6. Podemos decir con seguridad que, Dios en ningún momento excluyó a la mujer de sus propósitos, al contrario, la evidencia bíblica aquí consignada nos muestra lo contrario. 
  7. Esta investigación promueve el rol y aporte adecuado a nuestro contexto. No apoya en ninguna manera cualquier vestigio de matriarcado o feminismo en las iglesias. 
  8. Las mujeres están licenciadas para cualquier tipo de trabajo eclesial, su rol y su aporte se encuentra allí, en cumplir de alguna manera la gran comisión. La proclamación del evangelio es nuestra gran tarea. 
  9. La Biblia no especifica el rol de la mujer en la iglesia, pero tampoco guarda silencio. Cada una de estas narraciones consignadas, son parte de los principios que se pueden desarrollar. También podemos notar que los oficios, como profeta, no eran exclusivos de los varones. 
  10. Que la mujer desarrolle un rol dentro de la iglesia no asegura el funcionamiento perfecto del mismo. Así como la Biblia narra episodios negativos sobre algunos hombres que obraron mal, por ejemplo Caín, también encontramos a Safira, quien murió al instante por mentir al Espíritu del Señor. 

Esta investigación no pretende definir si la mujer debe o no, cumplir roles en el hogar, pues indefectiblemente, si tiene hijos, está llamada a cumplir su rol de madre, igual que el hombre, eso no está en discusión. Lo definitivo es no olvidar su responsabilidad con la proclamación del evangelio. Esta investigadora recomienda a los pastores una relectura del AT y NT con la intención de encontrar el propósito de Dios para las mujeres de su congregación y contexto. Lo que se intenta es que las mujeres encuentren su lugar, mejor, el lugar que Dios les da, dentro de la iglesia. En el mejor de los casos ubicarlas según sus dones y talentos y las necesidades que la iglesia tiene.

Las mujeres nos debemos pensar parte de los propósitos de Dios, no como el género excluido. Sentirse excluidos y jugar en este rol, no es la mejor manera de descubrir cuál será el aporte que podemos dar. Por otra parte, pensarnos auto suficientes e incapaces de cometer los errores de los hombres, también es un error, otra vez, las mujeres debemos simplemente pensarnos y proyectarnos dentro de los propósitos de Dios. Como bien menciona Pablo, a cada uno se le ha otorgado un don y debe usarlo para la edificación de la iglesia misma. Eso nos hace ser parte fundamental del cuerpo, sin lo cual no estaría completo.

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